“Abrí un camino de armonía en la Selva del Alto Amazonas del Perú. "

Hace 13 años, Guardián en el bosque de Broceliande, me llamaron los árboles del Amazonas y allí conocí el amor y la enseñanza de la enredadera de la vida, Ayahuasca.
Ella me abrió, me dio a luz, al mundo. Ella me enseñó a abrir mi corazón y mi conciencia, a desarrollar mis raíces, a conocer el mundo en que vivimos de muchas formas y a viajar dentro de mí en otros mundos. Ella me enseñó que mi fragilidad, mi ultrasensibilidad era mi tesoro y mi fuerza.
Este proceso alquímico siempre me lleva de vuelta a lo básico, a la simplicidad, a la humildad.

Durante 9 años, siguiendo su solicitud, acompaño en este camino que abrimos junto con la Selva suavemente, paciencia, donde no hay dispositivos.

No se trata de vivir una experiencia entre muchas otras. Está comprometido con uno mismo, atreverse a mirar, sentir lo que es, tomar su lugar en el cuerpo, en la "vida real".
En el que estamos completamente vivos, donde aceptamos salir de la ilusión y la supervivencia, para ofrecernos a la Vida, con los ojos bien abiertos, los pies en la Tierra. Simplemente El amor es vida y nosotros somos vida.

Así que vengo a testificarles en este camino de felicidad en el corazón de la vida cotidiana con todos sus movimientos, ondulaciones y también sus resistencias y caos.

Hablas de la belleza de la Selva, sus aguas blancas, plantas, mariposas, pájaros, árboles en flor, rocas guardianes, el aroma de las raíces ... Cómo se besan la tierra y el cielo.

Usted cuenta la alegría de vivir una dieta, este retiro con las plantas maestras donde podemos estar en silencio, detenerse para regenerarse profundamente. El capullo que da la bienvenida a nuestra metamorfosis.

Y también para ofrecerte estas canciones que la Selva deposita en mí, cuando escucho su aliento, su maravillosa sinfonía y que respondo para ofrecerle la belleza de nuestra humanidad.